Gabriela Montero y Clara Rodríguez ventilan diferencias en las redes.
EL UNIVERSAL
Muy poco de arte hay en la diatriba que actualmente enfrenta a las virtuosas pianistas venezolanas Clara Rodríguez y Gabriela Montero ¿La razón? Como en casi toda familia venezolana, la polítiquería.
A raíz de un tuit colocado por la primera, "Casi todas las protestas opositoras que han sucedido recientemente en Venezuela, no serían toleradas en ningún país democrático del mundo", Montero reaccionó respondiendo que este mensaje le resulta "incomprensible, inaceptable e imperdonable". "En este momento tan crítico cuando necesitamos más apoyo que nunca para librarnos de esta dictadura nefasta, este tipo de propaganda en defensa de la dictadura no hace más que alimentar las mentiras y la ceguera en el exterior", agrega.
Citando el tuit de Rodríguez, Montero cuestiona: "Te pregunto yo a ti, Clara, ¿a eso le llamas tolerancia? ¿Quién está 'tolerando' las protestas? Porque que yo sepa, el gobierno asesina a los venezolanos. Eso no es tolerancia", y le sugiere cambiar el tuit por: "En los países democráticos, los gobiernos respetan el derecho a la protesta sin matar y torturar a su pueblo".
Rodríguez ha emitido un extenso comunicado que ha titulado "Entre manos de pianistas", donde advierte sobre una situación "peligrosa": "Algunos se sienten con el derecho a pensar por los demás, y a juzgar negativamente a quienes difieren de su punto de vista. A causa de esta situación, desde hace 48 horas (desde el 30 de marzo), yo he sido víctima de un ataque por parte de mi colega, la pianista Gabriela Montero a través de sus cuentas Twitter y Facebook, por un 'twit' que yo hice en la mía".
Clara Rodríguez lamenta: "Me parece a mí que ella ha podido comunicarse conmigo en privado, y oído mi opinión, así como yo la de ella; supongo que tendríamos diferencias pero también coincidencias en muchos puntos. En vez de hacer esto, le pareció conveniente utilizar la plataforma artística para incentivar el odio, la división y el fanatismo, para actuar como una especie de gendarme de la moral pública".
Clara Rodríguez en su comunicado aclara: "No he estudiado ciencias políticas ni económicas, pero no me hace falta haberlo hecho para estar convencida de que Venezuela no saldrá de esta grave crisis sin diálogo y un intento al menos de comprender los argumentos y las aspiraciones de quienes disienten sobre su situación. Es lo único que va a detener la violencia y sus aterradoras consecuencias. El derecho a la protesta es sagrado, pero debemos preguntarnos si las guarimbas rinden resultados que beneficien y no dañen a los venezolanos, de la tolda política que sean". Finalmente, invita a Montero a dialogar personalmente.
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