1. ¿Qué es una huelga de hambre? La huelga de hambre es una forma de protesta no-violenta que se basa en el ayuno como forma de presión. Grandes figuras políticas del siglo XX recurrieron a las huelgas de hambre cuando, en distintas situaciones de opresión, buscaban alcanzar algún objetivo. De esta manera, el huelguista deja de ingerir comida sólida, sin dejar de beber agua, para prolongar un estado agónico en el que su vida está cada vez en mayor riesgo, un deterioro que se puede reflejar en su aspecto rápidamente.
2. ¿Cuánto tiempo puede tolerarse? Brendan Koerner, publicó en Slate un artículo titulado “¿Cuánto tiempo puedes estar sin comer?”. Allí dice que se considera que una persona puede estar sin alimentos durante aproximdamente sesenta días, aunque esto puede variar según el índice de grasa corporal del individuo. Los médicos concuerdan con que ningún ser humano puede sobrevivir a perder más del 40% de su masa muscular.
Koerner llama al Día 60 el “límite absoluto”. Es el promedio que puede resistir un huelguista que haya iniciado su método de protesta como un adulto sano. Alguien con mayor cantidad de grasa corporal puede resistir más tiempo y retrasar ligeramente el deterioro de sus órganos.
3. ¿Cómo se da este proceso? Entre el tercer y quinto día de la huelga de hambre el cuerpo comienza a usar su grasa almacenada para producir energía. En este punto, el hígado empieza a producir un compuesto orgánico llamado cetona que es el responsable de consumir la grasa (que incluso afecta el funcionamiento del cerebro). Este proceso continúa hasta la tercera semana, cuando el cuerpo entra en estado de inanición. Cuando las células de grasa se terminan, al cuerpo no le queda otra opción que consumir las células musculares y los órganos para sobrevivir.
Ian Chant también explica en un artículo para The Mary Sue algunos de los detalles de lo que le ocurre al cuerpo cuando es sometido a una huelga de hambre. En especial los efectos de la segunda semana. Explica Chant que el consumo que hace el cuerpo de sí mismo puede causar atrofias serias en la musculatura.
En el artículo de Marc Lallanilla titulado “¿Qué pasa en una huelga de hambre?” se afirma que la sensación de hambre desaparece después del tercer día. Al mismo tiempo, el cuerpo comienza a producir glucosa a partir de la masa muscular y con eso sustenta el metabolismo celular. A partir de la segunda semana, el huelguista puede sufrir de debilidad, dificultad para pararse, mareos, pérdida de coordinación, bajo ritmo cardíaco y escalofríos. También los niveles decrecientes de tiamina (vitamina B1) pueden causar síntomas como deterioro cognitivo, pérdida de visión e fallas de las habilidades motoras.
4. ¿Qué se necesita para empezar una huelga de hambre? El artículo de Lallanilla explica que el estado de salud inicial del huelguista es crucial para resistir más allá de la tercera semana sin recibir alimentos. Esto quiere decir que una persona enferma puede morir por desnutrición a la tercera semana.
Además, se necesita tener claras las consecuencias: los daños permanentes al organismo pueden ocurrir a partir de la cuarta semana. Es entonces cuando pueden empezar a perder la audición y la visión, la respiración y la ingesta de agua se dificultan, además de que aparecen afecciones psicológicas. El huelguista tiende a un comportamiento impulsivo y agresivo, motivado por la sensación de que se va a morir de hambre.
5. ¿Cómo y de qué puede morir un huelguista de hambre? Para describir el proceso de la muerte de un huelguista de hambre, el ya referido artículo de Ian Chant explica que, pasada la sexta semana, las funciones superiores del cerebro comienzan a fallar, manifestándose lapsos de pérdida de la coherencia y confusión. A partir de este punto es factible que ocurra un paro cardíaco, sin embargo es posible también que los niveles de toxinas en la sangre aumenten hasta producirse una sepsis [Advertimos imágenes fuertes, pero si desea ver imágenes referenciales de la sepsis haga click acá].
En la declaración de Malta sobre huelguistas de hambre de la Asociación Médica Mundial se establecen los puntos éticos a seguir para los médicos que asistan a los huelguistas de hambre. Entre ellos se destaca que los médicos no podrán, en la mayoría de los casos, dar tratamiento médico de manera forzada ni alimentación forzada, salvo en el caso en el que el huelguista pierda la capacidad mental de expresar su deseo de continuar en ayunas.
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