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sábado, 15 de junio de 2013

Psicoanalista Liberman estudia perfil de Maduro

Por José Gregorio Martínez / laverdad

Psicoanalista Adrián Liberman sostiene que el Presidente no es megalómano. Una decena de conspiraciones ha denunciado Maduro en apenas dos meses. El cuento del pajarito se repite para tratar de hacer creer –sin éxito- que Chávez influye en su comportamiento

Hacer un diagnóstico del comportamiento del presidente Nicolás Maduro es más simple de lo pensado. Para el psicoanalista Adrián Liberman, el primer mandatario experimenta una paranoia deliberada como mecanismo de defensa frente a perseguidores internos que amenazan su proyecto, en medio de su profunda inseguridad.

“Existen amenazas internas que las coloca afuera. Se inventa un perseguidor que es situacional de acuerdo a los intereses. Hoy es Colombia, mañana puede ser cualquier otro. Sin embargo, el verdadero perseguidor es su sentimiento de inseguridad ante un cargo que sabe le quedó muy grande”.

Recuerda el psicoanalista que la paranoia deliberada es un recurso viejo utilizado por todos los regímenes totalitarios mediante sus recurrentes teorías de conspiración. El diario español ABC señaló en un artículo publicado la semana pasada que mientras Fidel Castro ha hecho mención a unas 600 conspiraciones en Cuba, Hugo Chávez denunció al menos unas 50 veces que lo iban a matar o derrocar durante los 14 años que estuvo en la Presidencia de Venezuela, y su sucesor, Nicolás Maduro, sigue sus pasos, al acumular 10 en apenas dos meses, lo que le valió el título del “rey de las conspiraciones denunciadas”.

Las conspiraciones

La primera de estas teorías conspirativas que fue denunciado por Maduro tiene que ver con la supuesta “inoculación” del cáncer a Chávez; luego, advirtió que dicha fórmula se repetiría con él. Previo a las elecciones del 14 de abril acusó a Estados Unidos de estar detrás de un plan para asesinar a su contendor Henrique Capriles para luego culpar al Gobierno, pero a los pocos días dio un vuelco a la denuncia al asegurar que el blanco era él, esta vez ya no del imperio norteamericano sino de “mercenarios salvadoreños”.

La cadena CNN no se salvó, pues no tardó en involucrarla en un “plan golpista” junto con la oposición venezolana, específicamente el partido Primero Justicia.

Últimamente las conspiraciones las ve en Colombia, primero acusó al expresidente Álvaro Uribe, luego de la polémica por el recibimiento del presidente Juan Manuel Santos a Henrique Capriles se dio la captura de los paramilitares que atentarían contra su vida y finalmente se ha promocionado la hipótesis de la compra de 18 aviones de guerra por parte de la oposición para operarlos desde bases norteamericanas en el vecino país. Y por si fuera poco, la inflación y el desabastecimiento no sería consecuencia de las desacertadas políticas económicas sino –según Maduro- un “sabotaje” de la empresa privada.

Existe una gran diferencia con su mentor Hugo Chávez, y es que el líder de la revolución era un megalómano con delirios de grandeza. “Maduro no es megalómano, él no se compara para nada con la grandiosidad que había desarrollado Chávez. Maduro no se siente ningún enviado del cielo que viene a salvar el mundo. Él simplemente iba pasado por allí cuando se rompió la piñata y la agarró”, sostiene Adrián Liberman.

El cuento del pajarito

Vale recordar que poco antes de los comicios del 14 de abril, Leopoldo López sugirió que Maduro se sometiera a una "evaluación mental" luego de haber dicho que el fallecido mandatario Hugo Chávez se le había aparecido en forma de "pajarito". Hace escasos días insistió en el cuento de la supuesta reencarnación al hacer referencia a un ave que pasó cerca de donde se encontraba realizando un acto en Mérida. “Mira, mira, me está buscando el pajarito. Mira, pasó por aquí. Después dicen que yo invento; y pasó cantando. Ese pajarito está feliz porque yo estoy trabajando”.

Para el psicoanalista, el cuento del pajarito no requiere un análisis más allá de la conexión con Chávez que intenta mantener viva para hacerle creer a sus simpatizantes que el fallecido líder de la revolución está presente de alguna manera en su comportamiento, lo cual considera ha sido “infantil” y no ha logrado el efecto deseado porque más bien ha terminado siendo objeto de burlas.

Recordando el caso del expresidente ecuatoriano Abdalá Bucaram, que fue destituido por incapacidad mental, Adrián Liberman estima que se requeriría de pruebas más contundentes para poder proceder de una manera similar contra Maduro. El psicoanalista no se esfuerza mucho en estudiar el comportamiento del hombre que ve conspiraciones y pajaritos reencarnados por doquier. “Él solo es torpe y está muy mal asesorado y asustado porque está en un cargo que le queda muy grande”.

Diez conspiraciones ha denunciado Nicolás Maduro en apenas dos meses, mientras Hugo Chávez hizo lo mismo unas 50 veces en 14 años. Fidel Castro ha hecho mención al tema unas 600 veces desde hace más de 50 años.


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