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miércoles, 5 de marzo de 2014

Incógnitas sobre muerte de Chávez siguen vigentes


Qué tipo de cáncer, quién gobernó, dónde y cuándo murió son las preguntas que quedaron abiertas, con respuestas oficiales escuetas y contradictorias. Un año después, las incógnitas de la enfermedad del expresidente se mantienen vigentes. Hugo Chávez apareció públicamente por última vez cuando abordó el avión presidencial el 10 de diciembre para tratarse en Cuba.

Por Nailibeth Parra Carvajal / La Verdad

Y Hugo Chávez subió las escaleras del avión presidencial. Desde arriba, con puño levantado, gritó: “¡Viva la Patria!”. Giró y desapareció. Esa fue la última vez que los venezolanos escucharon al líder de la revolución bolivariana.

La madrugada del 10 de diciembre de 2012, el entonces Presidente se jugó su última apuesta por ganarle la partida al cáncer. Entre besos y abrazos a sus aliados de gobierno, partió a Cuba con la promesa de volver. No lo hizo. O al menos, no para gobernar. Tres meses después, se anunciaría su muerte.

La enfermedad que padeció durante casi dos años se convirtió en una historia de interés mundial, contada en escuetos retazos por el Ejecutivo, y en pequeños y atrevidos capítulos por el periodista Nelson Bocaranda, a quien muchos jocosamente, bautizaron como el ministro de Información de la época.

Las versiones oficiales se pasearon por un dolor de rodilla, luego un absceso pélvico y un tumor del tamaño de una pelota de béisbol. Pero nunca se divulgó un parte médico detallado, ni siquiera Venezuela conoció quiénes fueron los médicos que trataron al Presidente.

A un año de su desaparición física, las incógnitas se mantienen intactas: Cuál fue el tipo de cáncer que padeció, quién gobernó mientras estuvo en coma, dónde murió. Incluso, el día de su fallecimiento llegó a dejarse en entredicho.

El rumor se convirtió en fuente para el periodismo. Bocaranda con sus Runrunes y los datos del médico José Marquina, terminaron siendo más verídicos que las propias declaraciones de los funcionarios del Gobierno que aseguraban hablar con Chávez durante horas, que lo habían visto caminar o que se encontraba fuera de peligro.

El entonces vicepresidente Nicolás Maduro admitió meses antes del fallecimiento, que la información sobre la enfermedad del Comandante había estado determinada por la “lucha de ideas”. Analistas advertían de la batalla política a lo interno del oficialismo por intentar culminar las elecciones presidenciales del 7 de octubre de 2012 y a su vez tapar las dolencias que desvanecían al “superhombre” Chávez.

Las incógnitas:

El diagnóstico

En junio de 2011 se divulgó los resultados de la primera operación, en la que le habrían extraído un tumor con células cancerígenas en la pelvis, del tamaño de una pelota de béisbol. Ocho meses después vino otra intervención para sacarle uno de dos centímetros. Jamás hubo un parte médico que descifrara el tipo de cáncer ni su lugar. Se especuló que fuera en el colon y próstata, pero la mayoría de las versiones coincidieron en que fue un sarcoma en el músculo psoas, ubicado en la pelvis, que hizo metástasis y le afectó la médula espinal.

Equipo médico

Lo poco que se divulgó del equipo que trató al exmandatario es que eran especialistas rusos y cubanos. Se supo que Arturo Katz, oncólogo del expresidente brasileño Luiz Inácio Lula Da Silva, y otro de apellido Kwalsky, se habrían sumado. El general José Ornella, jefe de la guardia presidencial que acompañó a Chávez en su padecimiento, aseguró que los tratantes del jefe de Estado eran “los mejores de todas las partes del mundo”.

El Gobierno

¿Quién gobernó mientras el Presidente estuvo convaleciente? No se sabe. El TSJ se negó a instalar una junta médica que lo determinara. Después de su última aparición, en diciembre de 2012, los venezolanos no volvieron a verlo y su tratamiento siempre fue “complejo, difícil y duro”. Pese al cuadro, el jefe de Estado devaluó la moneda y cambió ministros, según Maduro, Jaua y Arreaza. Polémica fue la designación de Elías Jaua como canciller, pues apareció firmada en Caracas el 15 de enero de 2013, cuando el primer mandatario estaba en La Habana.

El regreso

En la madrugada, sin fotos ni transmisión en vivo, como solían divulgar sus viajes por tratamiento, el Presidente habría regresado a Venezuela el 18 de febrero de 2013, para ser recluido en el Hospital Militar de Caracas. Días antes, habían difundido las últimas fotos públicas del mandatario para contrarrestar los rumores que hablaban de un Chávez terminal. Se le vio hinchado pero sonriente, tendido en la cama, acompañado de sus dos hijas mayores leyendo el diario cubano Granma. Una supuesta enfermera que entrevistó VTV, dijo haberlo visto llegar caminando al Hospital.

La muerte

Nelson Bocaranda reveló que desde el 22 de febrero había la intención de “desconectar” al Presidente, dado el empeoramiento de su salud, pero que su madre y sus hijas habían logrado ponerse de acuerdo para hacerlo el 5 de marzo. José Ornella aseguró que el Comandante había muerto de “un infarto fulminante”. A la agencia de noticias Associated Press (AP) le contó que, si bien no podía hablar, Chávez "dijo con los labios ‘yo no quiero morir, por favor no me dejen morir’".

La hora y el lugar

En especulación quedó el momento de su fallecimiento. Nicolás Maduro, entonces vicepresidente, indicó que había muerto a las 4.25 de la tarde, pero trabajos divulgados por el diario ABC de España, con fuentes próximas al equipo médico tratante del Presidente, aseguraban que realmente su defunción ocurrió a las 7.00 de la mañana, en Cuba. Uno de los principales motivos de retrasar el anuncio, según el rotativo, era para hacer tiempo para el traslado del cadáver en avión desde La Habana.

No estaba curado

En julio de 2012, el Presidente aseguró que estaba curado. “Estoy libre de cáncer”, afirmó mientras echaba por la borda cualquier versión que lo dejaba fuera de una campaña electoral. Su participación, sin embargo, estuvo disminuida. Aquella imagen del Chávez bajo la lluvia, en su último acto político, fue su despedida. Ocho millones votaron por un mandatario enfermo. Dos meses después de ser reelegido, admitió que debía ser operado por cuarta vez y ante los pronósticos de un desenlace fatal ungió a Maduro como su sucesor.



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