A dos años de la muerte del comandante, la popularidad de su sucesor se desploma en medio de la crisis económica. "Tú puedes ser muy hijo de Chávez, pero si no estás solucionando los problemas, van a decir que tú eres un hijo malo de él", analiza Luis Vicente León
Por Leopoldo Márquez / Diario La Verdad
La tragedia golpeó hace dos años a Hugo Chávez, quien falleció el 5 de marzo de 2013 en el Hospital Militar de Caracas, donde padeció sus últimos días, aquejado por un cáncer que acabó rápidamente con su vida. Si hay una pregunta que se hacen los venezolanos desde esa tarde es si su sucesor en el poder, el antiguo chófer de bus, Nicolás Maduro, podría mantener el legado del mayor mito político en Venezuela.
La preguntan se la hacían los economistas y politólogos en todos los programas de radio y televisión, y se la hacían sus seguidores y detractores en las redes sociales. Pero después de dos años de gestión, los números hablan por sí solos: Según la encuestadora Datanálisis, la aprobación de Maduro está en 22 por ciento, menos de la mitad de la popularidad de Chávez en su última medición (54,84 %) y el punto más bajo del chavismo en los últimos 16 años.
Luis Vicente León, presidente de Datanálisis, habla con cautela sobre el "legado de Chávez", porque no sabe cuál es. No lo entiende. "Lo que hemos visto es una caída muy importante en la popularidad de Maduro, que ya cuando ganó las elecciones era mucho más baja que la de Chávez", analiza en conversación telefónica con La Verdad.
"Él nunca fue comparable a Chávez en términos de carisma, de popularidad y conexión popular. No fue que lo tuvo y lo perdió. No es que cayó el legado del expresidente, lo que cayó fue la popularidad de Maduro, algo que tiene que ver con la evaluación de su gestión", explica León.
Sin el respaldo de las bases
El Presidente no ha podido mantener el soporte popular del chavismo. Las malas decisiones gubernamentales se han traducido en problemas muy concretos que lo separan de las bases: la inflación más alta del mundo (63,6 %), un importante déficit fiscal (21 %), el aumento de la pobreza (32,1 %) y una de las mayores crisis económicas que se recuerden en la historia nacional, que según los últimos sondeos de opinión, es la causante principal del descalabro del Ejecutivo nacional, por encima de la tensa situación política.
Nadie parece haber asimilado en el Gobierno la muerte del comandante, líder de la denominada revolución bolivariana. Su imagen es transmitida a diario en los medios de comunicación del Estado y una grabación de su voz entona las notas del himno nacional en los actos oficiales.
Fausto Masó, politólogo, considera que al expresidente lo nombran tanto porque es popular: "Lo que están diciendo es 'recuerden a Chávez y voten por Maduro'".
La figura del "gigante", como le conocen sus partidarios, no impidió, sin embargo, la deserción de muchos de sus seguidores. "Cuando la situación económica del país se deteriora, tú puedes ser muy hijo de Chávez, pero si no estás solucionando los problemas, van a decir que tú eres un hijo malo de él", precisa Luis Vicente León.
El pueblo no cree que el Ejecutivo pueda resolver sus problemas y por eso el apoyo popular a la revolución mermó en los últimos dos años, comprometiendo las opciones del partido de Gobierno en las próximas elecciones parlamentarias, en las cuales la oposición llegará con el favoritismo que nunca tuvo antes. La respuesta del oficialismo es la radicalización, que en palabras de León, es el intento de Maduro de polarizar el país, una estrategia bien conocida en el chavismo y que anteriormente dio resultados. "En este caso, con una crisis económica tan crítica, me parece que esa radicalización no es suficiente para compensar el deterioro económico del país".
Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional y vicepresidente del PSUV, dijo en medio de la nostalgia chavista, días después de la partida del líder, que Chávez era el "muro de contención para las ideas locas" que a ellos se les ocurrían. Después de dos años de ausencia, la pregunta que el pueblo se hizo tras la muerte del comandante está respondida: el muro está roto: hay más presos políticos (98), más jóvenes muertos, una escasez que agobia a los ciudadanos, aumento de la tasa de homicidios (24 MIL 980 en 2014, según el Observatorio Venezolano de Violencia) y, sobre todo, hay menos chavistas apoyando a Maduro.
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